1 sept 2012

Ella nunca lo hubiera imaginado...

Era un sábado por la mañana bastante temprano de uno de esos fines de semana cada vez más frecuentes que quedaban para pasarlos juntos. Habían llegado la víspera a media tarde, así que ya habían tenido tiempo de disfrutar el uno del otro. Había sido una noche intensa, pero él se había despertado pronto.
Estuvo un rato observando como ella dormía tranquila y plácidamente. Cuando se conocieron ella apenas dormía dos horas seguidas y se sentía orgulloso de ver cómo había conseguido que se sintiera segura y protegida...que perdiera gran parte de sus miedos...y que durmiera serena...sonriendo...
Luego cogió el portátil y se puso a escribir. Pero al rato sintió que tenía hambre así que pensó en bajar a comprar algo para desayunar y que cuando subiera, la despertaría para poder aprovechar al máximo el día.
Así que salió de la cama y se fue a la ducha. Aprovechó que estaba sólo para poder tomarla de agua fría...con ella no podía...Al terminar, se envolvió por la cintura en una toalla y se acercó al lavabo para afeitarse. Estaba empezando a ponerse la espuma cuando oyó que llamaban a la puerta y la voz de ella pidiendo permiso para entrar...:
- Buenos días, puedo pasar?...me meo mucho...
- Buenos días zorrita, quítate las bragas fuera y pasa, quiero verte mear.
Ella obedeció y dejó las bragas en el suelo a la entrada mientras sonreía y abría la puerta.
Se sentó en la taza del vater y miró como él la observaba por el espejo...Cuando oyó que ella empezaba a mear, se volvió diciéndole:
-Separa las piernas zorra.
Ella las abrió y el colocó su palma de la mano abierta tapándole el coño...mojándosela entera con el pis.
Cuando terminó de orinar, él se quitó la toalla y comenzó a masturbarse con esa mano mientras con la otra acariciaba las tetas de ella. Se había excitado muchísimo al sentir el líquido caliente y notar como el coño de ella respondía.
Mantuvo un ritmo bastante rápido y regular...
-Ponte de rodillas delante mío, le ordenó...
Y ella complaciente, lo hizo. Se colocó muy cerca, de forma que el capullo le tocaba la cara y se la mojaba con el líquido preseminal.
Verle con la cara brillante y mirándole a los ojos excitada le ponía a mil. Le cogió del pelo para echarle la cabeza hacia atrás mientras le decía:
- Abre la boca, perra...saca la lengua....
Y cuando la vió hacerlo con esa lujuria y esa sensualidad que ella emanaba, le vino el orgasmo llenando el rostro de ella, el cuello y los pechos de semen.
La agarró con cuidado para levantarla y cuando estuvo de pie le lamió cada centímentro de piel que había manchado, limpiándola y besándola en la boca, metiéndole con la lengua lo que había recogido para que ella se lo tragase....
- Eres muy buena zorra. Te mereces un premio.
Y la cogió en brazos llevándola a la cama. Era algo que a ella le encantaba que hiciera...
La tumbó y cogiéndola por las piernas le colocó el culo en la esquina de la cama, se las separó y se colocó en medio. Le acarició con apenas un dedo desde el culo hasta el clítoris, comprobó lo empapada que estaba y se dispuso a comerle el coño como sabía que a ella le gustaba...a hacerle llegar al climax con su lengua y beberse el orgasmo que ella iba a entregarle.
Ella simplemente respiró hondo y se abandonó al placer mientras se pellizcaba los pezones y él le follaba sólo con la lengua...la metía en la vagina moviéndola con rapidez y la sacaba para recorrer el pubis, las ingles, los labios y ese clítoris que parecía que iba a estallar de un momento a otro, succionándolo luego con los labios. Ella estaba al borde del éxtasis así que no quiso alargarlo más y le preguntó:
- Quieres correrte, perra?
- Si, por favor. contestó ella entre gemidos y respirando agitadamente.
- Hazlo, córrete y entrégame tu orgasmo.
Ella se agarró fuertemente a las sábanas y arqueando la espalda e intentando sin éxito juntar las piernas, se desbordó en su boca, ofreciéndole una intensísima corrida.
El esperó un poco a que recobrase el aliento y cuando la vió que se relajaba en la cama, le miró a los ojos y le dijo:
- Sepárate los labios, zorra.
Así lo hizo y al instante notó como la orina de  él le regaba el clítoris y bajaba por su raja hasta su culo.
Cuando terminó de mear, puso las manos a cada lado del cuerpo de ella apoyadas en la cama y se inclinó para besarla dulcemente en la boca...
Ella entrecerró los ojos y una idea le vino a la cabeza: nunca hubiera imaginado sentir todo lo que estaba sintiendo con ese hombre...y una enorme sonrisa le iluminó la cara mientras él se tumbaba a su lado y la abrazaba....


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